Bienvenidos queridos cultivadores a este nuevo artículo de cultivo básico en Cannabis Magazine. Hoy vamos a iniciarnos en el uso de la técnica de cultivo conocida como SCROG que es una abreviatura de Screen of Green (red verde). Su nombre proviene de la utilización de una malla para el cultivo.
por Gospodin Konopí
Este tipo de técnica de cultivo suele utilizarse para interiores y su objetivo es lograr un desarrollo de la planta en horizontal en vez de que este crecimiento se produzca, como es habitual, verticalmente. Como cada rama está más o menos a la misma distancia se consigue un mayor aprovechamiento de la luz y con ello su desarrollo será mayor lo que se traducirá en más calidad y más producción.
Por cada m² que nos propongamos utilizar para cultivar podremos cosechar hasta cinco plantas
Para empezar debemos de tener un entorno favorable para tal fin. Una pequeña habitación o un armario (específicamente para cultivo o no) es lo más habitual. Una vez que esto no supone una preocupación habremos de decidir el número de plantas. Esto es algo muy personal pero hay que tener en cuenta que la meta es obtener la máxima producción en cantidad y calidad por lo que habremos de aprovechar el espacio lo mejor que podamos. Podremos poner más o menos plantas si jugamos con el tamaño de los contenedores en los que reposará el sustrato de nuestras plantas. Podemos hacer nuestros cálculos en relación a un m². Por cada m² que nos propongamos utilizar para cultivar podremos cosechar hasta cinco plantas, incluso alguna más, jugando, como hemos dicho anteriormente con la capacidad cúbica de los tiestos que utilizaremos de manera que si ponemos un número menor de plantas utilizaremos contenedores de mayor capacidad para que, precisamente, las plantas alcancen un tamaño mayor y copen todo el espacio disponible. Hay un número considerable de cultivadores que prefieren poner grandes tiestos y menos plantas, pero esto ya es una cuestión de preferencias y métodos de cultivo.
Para comenzar a construir nuestra red tendremos que realizar una serie de cálculos para ajustarnos a la estructura del espacio del que disponemos. Una vez hecho esto hay que decidir que material vamos a utilizar para elaborarla. Podemos decantarnos por algo rápido, barato y sencillo como alguna red ya elaborada como podría ser la de una portería de futbol o la que utilizan en la mayoría de las obras esa de color anaranjado. Con esta opción nos aseguramos una alternativa económica que no nos supondrá demasiado trabajo pues tan solo hemos de medir, conseguir la red y por último colocarla. No obstante, hay gente que se le dan bien los trabajos manuales y cualquier ocasión les resulta apropiada para ponerse manos a la obra metro, sierra, cuerda, algo de madera y voilá. Lo cierto es que esta opción tampoco resulta demasiado compleja y nos permite elaborar la estructura de red de la manera que queramos. Si nos decantamos por esta opción existen ciertos materiales como el bambú que es natural, liviano, flexible y resistente con los que podemos obtener un muy buen resultado. También podemos optar por materiales sintéticos que posean las mismas cualidades y que incluso pueden ser ignífugos.
Una vez que hemos adquirido la red o bien la hemos construido tenemos que proceder a su colocación. Lo adecuado es que esta red se encuentre a unos treinta o cuarenta centímetros de distancia de las macetas. Cuando nuestras plantas han alcanzado esta altura es el momento de colocar la red y proceder a ir guiando y atando las ramas de nuestra planta o plantas. Lo ideal sería que en cada sección o agujero que, dicho sea de paso, debería tener una superficie de unos 10 cm², coloquemos una o dos ramas atándolas cuidadosamente.
Las ramas han de colocarse paralelamente a la estructura de la red y lo importante será ir guiando las ramas principales y secundarias para que ocupen la práctica totalidad de la superficie de la estructura. El objetivo es utilizar el máximo de superficie posible para aprovechar de manera óptima la luz.
Es una técnica muy interesante y que arroja muy buenos resultados. Ahora bien, esta es una técnica que requiere de paciencia, no es el típico cultivo del que te puedes “olvidar”. Lo bueno de esta técnica es que permite mantener la altura de las ramas ya que en cualquier momento podremos realizar nuevos atados.
La distribución y guiado de las plantas puede hacerse de varias maneras. Hay que tener en cuenta el número de plantas que cultivaremos y a partir de ahí decantarnos. Podemos colocar el tiesto en el medio en caso de que sea una planta o dos e ir guiando las ramas hacia afuera y en todas las direcciones. Si tenemos más plantas las podemos distribuir enfrentadas, dejando un hueco de manera que quede planta, hueco, planta y en frente lo haríamos a la inversa hueco, planta, hueco de manera que proyectemos las ramas hacia los espacios que las plantas dejan en frente.
Como queremos que nuestros ejemplares se expandan a lo ancho realizaremos una poda apical
Para marcar la diferencia en el manejo de esta técnica conviene hacer algo más que lo que habitualmente se requiere además de colocar la red: será necesario realizar podas. Concretamente hablamos de una poda que favorezca el desarrollo de nuestra planta o plantas en el plano horizontal. Como queremos que nuestros ejemplares se expandan a lo ancho realizaremos una poda apical de manera que la planta no concentre sus energías (hormonas) en la rama principal y se potencie el crecimiento de las ramas secundarias. Esta técnica de poda se utiliza en cultivos interiores y exteriores con diferentes fines ya sea potenciar de manera selectiva partes específicas de la planta o para controlar el desarrollo de su crecimiento. Para realizar cualquier poda, lo más adecuado es la utilización de un bisturí aséptico y no provocar infecciones al realizar los cortes. Si no tenemos la posibilidad de usar un bisturí podemos cualquier utensilio afilado que previamente hayamos limpiado y desinfectado. La poda apical consiste en cortar el apículo principal de una planta manteniendo los ápices secundarios. Tanto en las ramas principales como secundarias las auxinas que son hormonas vegetales, son las encargadas del crecimiento de las células vegetales, por lo tanto si cortamos la rama principal, haremos que las auxinas centren su influencia en las ramas secundarias.
Si todavía queremos optimizar al máximo nuestro cultivo podemos realizar otro tipo de poda en vez de la poda apical. Estamos hablando de la poda conocida comúnmente como FIM de la que, seguro, todos habéis oído hablar o habéis leído sobre ella. Como sabréis, con esta poda nos aseguraremos un mayor número de ramas principales siempre y cuando lo hagamos de manera correcta.
FIM proviene de Fuck, I Missed y es una técnica de poda que se descubrió casualmente o por un error a finales de los noventa. Consiste en cortar entre un 75% y un 85% del ápice de la rama principal. Esto provoca una gran concentración de células madre en la zona del corte que comienzan a crecer de manera descontrola y esto lleva, en muchos casos, a desarrollo de varias ramas principales, pueden ser cinco seis o más.
Utilicemos o no las técnicas mencionadas debemos realizar la poda de algunas ramas bajas, las de menor desarrollo. Esto lo vamos a hacer con el objetivo de producir un desarrollo selectivo. Además, esta técnica posee otro tipo de bondades como que favorece una mayor ventilación y previene los focos de humedad y con ello enfermedades. Esta poda es más que necesaria cuando planteamos un cultivo tipo SCROG porque buscamos un desarrollo selectivo y las pequeñas ramas no merecen la pena en relación a la producción que las demás alcanzarán si podamos las ramas bajas.
En cuanto a las genéticas que utilizar, hay para todos los gustos. Ahora bien, hablando en base a la genética las variedades que mejor se adecúan a este tipo de cultivo son plantas sativas o híbridos con tendencia sativa, siempre y cuando utilicemos poda apical o FIM. Es por todos conocido que las plantas sativas son más adecuadas para este tipo de poda porque tienden a ramificarse más a diferencia de las plantas índicas o híbridos de tendencia muy índica, que tienden a mantener su estructura central. Es por esto que es más adecuado la utilización de plantas sativas que índicas pero esto no implica que no se puedan realizar cultivos SCROG con plantas índicas cuyos resultados sean óptimos. Hay muchos híbridos con características índicas que reaccionan muy bien a este tipo de poda. Siguiendo esta última idea también existen otras técnicas de cultivo muy adecuadas para variedades índicas lo que no implica que no se puedan hacer experimentos y pruebas.
Como hemos podido ver, son muchas las razones para animarse a probar esta técnica. Con este tipo de cultivo aprovechamos mucho mejor la superficie de la que disponemos y con ello logramos una utilización de la energía mucho más eficiente. Aunque el mantenimiento de los atados exige que, durante una etapa, estemos atentos y un esfuerzo casi diario, en todo lo referido al riego, sustrato, lavado de raíces, etc. se simplificará ya que trabajaremos con un número muy inferior de contenedores con el que habitualmente lo haríamos en un cultivo convencional. Además, al utilizar esta técnica incrementamos la calidad y cantidad de la cosecha porque aprovechamos mejor la superficie y con ello la luz. También estaremos evitando problemas fitosanitaria y demás enfermedades ya que esta técnica mantendrá oxigenadas y libres de humedad las partes bajas y centrales de las plantas.
Hasta aquí este artículo por medio del cual hemos realizado un acercamiento a esta interesantísima técnica de cultivo. Hasta el próximo número queridos lectores y cultivadores.
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.