La antigua Yugoslavia llegó a ser la tercera potencia mundial en cuanto a la producción de cáñamo industrial a principios del siglo XX, por detrás de la URSS y de Italia.
De la misma forma, en muchos países de la órbita soviética el cultivo de cáñamo para fines textiles e industriales fue una práctica común hasta los años 80 del pasado siglo. Por ello no es de extrañar que en la actualidad los citados países estén avanzando rápidamente en el restablecimiento del cultivo y la industria del cáñamo.
Actualmente el cultivo de cáñamo industrial está resurgiendo con fuerza en toda Europa y, concretamente Europa del Este, está cobrando cada vez mayor relevancia, puesto que por un lado los costes de producción son más bajos (salarios, precios de los terrenos, etc.), las condiciones edafológicas y climáticas son ideales en algunas zonas (terrenos llanos, amplios y fértiles) y además los agricultores todavía poseen los conocimientos sobre el cultivo y procesado de esta materia prima dado que el abandono del cultivo de esta especie es relativamente reciente.
Buena muestra de este auge en la moderna industria del cáñamo es la reciente noticia de la inversión de cinco millones de euros que la empresa holandesa HempFlax acaba de realizar en su nuevo centro de cultivo y transformación en la localidad de Alba, en la región central de Rumanía. La inversión se centra en la instalación de una central procesadora de fibra junto con una explotación de aproximadamente 500 hectáreas para el cultivo de esta especie. Tanto Rumanía como Hungría, Bulgaria, Ucrania y otros países del Este de Europa tienen condiciones edafológicas y climáticas idóneas para el cultivo de cáñamo industrial.
Si consideramos el potencial de cada país para la producción de cáñamo industrial a gran escala, el principal factor a tener en cuenta es la disponibilidad de superficie cultivable, por lo que EE.UU., China, Rusia, Canadá, India… serían las primeras potencias mundiales (algunas de las anteriores ya lo son de hecho), sin embargo tenemos que tener en consideración las particularidades de este cultivo desde el punto de vista legal y cultural, tras años de prohibición y propaganda negativa intensísima. Por este motivo el desarrollo de una nueva industria del cáñamo depende en gran medida de la voluntad política y social para deshacerse de antiguos prejuicios, trabajar en formación, educación y promoción del cultivo entre el público y los agricultores.
En este sentido la pequeña república de Eslovenia, con apenas dos millones de habitantes, situada entre Italia, Austria, Hungría y Croacia puede ser un buen ejemplo de cómo con voluntad y esfuerzo se puede desarrollar un mercado pujante para el cáñamo. Varios pioneros comenzaron las primeras experiencias modernas de cultivo y promoción de la cultura del cáñamo hace ya más de 20 años, y actualmente se pueden encontrar todo tipo de productos derivados del cáñamo en las tiendas y supermercados.
En este país se celebra desde hace 4 años el World Hemp Congress, donde expertos y personalidades relacionados con el cannabis presentan los últimos avances en las diferentes áreas que afectan al cannabis, desde las últimas tecnologías para el procesado, los avances médicos y legales alrededor del mundo y las potencialidades respecto a la absorción de CO2, a las mejoras ambientales que supondría la implantación a gran escala de este cultivo. La edición de este año tuvo lugar en la localidad de Gona Radgona, en la frontera con Austria, coincidiendo con la celebración de una importante feria agrícola en la misma localidad. Y fue en esta feria agrícola donde se pudieron apreciar realmente los avances que ha experimentado no sólo el cultivo y transformación del cáñamo sino todo el sector agroalimentario de la zona.
El lugar elegido para la celebración de esta feria agrícola resultaba idóneo, con una gran extensión de terreno habilitada como parking y perfectamente organizado. Una vez dentro, lo primero que llamaba la atención es que no había ni rastro de basura por el suelo pese a la gran afluencia de público y expositores, apenas unos pocos contenedores en los extremos del recinto eran suficientes para mantener limpio el recinto, y esto ya sirve como indicador del nivel de conciencia sobre el medio ambiente del público asistente. Aunque la mayor parte de los expositores no tenían nada que ver con el cáñamo, éste sí era el elemento principal en varios stands, con una amplia gama de productos alimentarios a base de semilla de cáñamo, materiales de construcción, bioplásticos y textiles e incluso se celebró un pequeño desfile de moda con ropa fabricada con la fibra de la planta.
Otro detalle magnífico fueron las condiciones en las que se encontraba el ganado exhibido en la feria, sin ningún tipo de hacinamiento y siempre sobre camas vegetales, perfectamente limpias y secas. Uno de los platos fuertes del evento eran las exhibiciones ecuestres que tenían lugar en la pista central de la feria. La calidad de la comida, el ambiente y los pequeños detalles denotaban una organización esmerada y una concienciación ambiental general muy por encima de lo que estamos acostumbrados a ver en nuestro país.
En uno de los extremos del recinto se encontraban unas pequeñas parcelas con distintos tipos de cultivos: hortalizas, maíz, lúpulo y, por supuesto, cáñamo. Junto a la parcela sembrada con cáñamo había una exposición de maquinaria específica para el cultivo, cosecha y procesado tanto de semilla como de fibra, tanto piezas antiguas para el procesado artesanal como algunas más modernas como una cosechadora-atadora fabricada en la URSS en 1953 con un aspecto realmente robusto y que podía cortar las plantas por la base, transportarlas hasta una plataforma donde se elaboraban los haces y se ataban de forma automática. Junto a la exposición de maquinaria también se realizaron diversas exhibiciones de construcción con hempcrete que consiste en mezclar la cañamiza triturada con cal y agua hasta conseguir una masa homogénea y emplear esta masa compactándola en un sistema de encofrados similares a los que se emplean en la construcción con hormigón.
El punto neurálgico de esta zona era una pequeña edificación basada en técnicas de bioconstrucción donde se reunían los expertos en cáñamo al terminar la jornada del congreso para disfrutar de una deliciosa cena vegana y de los frutos del campo. En este lugar se podía debatir y profundizar sobre los diferentes aspectos del cannabis, formándose una atmósfera muy positiva al discutir los enormes avances experimentados por el sector en los últimos años.
A raíz de los contactos establecidos durante el evento tuve la oportunidad de poder visitar una granja ecológica a escasos kilómetros del evento donde también cultivaban cáñamo. Este lugar era a su vez punto de reunión y de intercambio de información, pudiendo disfrutar de unos jardines preciosos junto a unos campos de cáñamo espectaculares. El gran trabajo de los responsables de la granja había dado lugar a un espacio increíble donde se daban cita productores de cáñamo, expertos en medicina con cannabinoides, activistas y amantes del cannabis en general.
La sensación tras visitar estos espacios es la de un gran avance, tanto desde el punto de vista agrícola como social respecto al cannabis, no siendo una sorpresa que se estén formando también los primeros clubes sociales de cannabis en la zona, así como diferentes iniciativas y campañas destinadas a promover el final de la represión contra los usuarios.
En este sentido, el gobierno de Croacia acaba de anunciar que autorizará el uso medicinal del cannabis en su territorio, aunque la noticia es positiva (sobre todo para los pacientes necesitados de cannabis para aliviar sus dolencias), parece ser que las cantidades autorizadas serán muy pequeñas, sólo en casos de enfermedades graves y exclusivamente a través de determinadas empresas autorizadas por el gobierno a suministrar estas sustancias. De ser definitivamente así la medida es un ínfimo avance del que muy pocas personas se podrán beneficiar, puesto que en el mismo comunicado el gobierno recuerda que sigue estando prohibido el cultivo particular de plantas en balcones e invernaderos, por lo que la despenalización del cultivo todavía queda bastante lejos en el horizonte.
Lo que cada día es más patente es que el modelo prohibicionista hace aguas por todos lados, puesto que se basa en la negación de las propiedades terapéuticas del cannabis para incluir esta sustancia en la lista 1 de sustancias prohibidas, y este supuesto se desmiente día a día tanto por los ensayos clínicos y estudios que aparecen de forma cada vez más habitual como por la práctica en países como EE.UU., Canadá, Israel, Alemania, Italia o la mima España, donde se pueden prescribir medicamentos o directamente cannabis para el tratamiento de diversas enfermedades.
En nuestro país los medios generalistas empiezan poco a poco a cambiar el lenguaje, sobre todo cuando se trata de las aplicaciones medicinales de la planta, aunque predomine el alarmismo y el sensacionalismo cuando intervienen los famosos “laboratorios de droga”, que es como muchos todavía se refieren a un simple cuarto de cultivo interior.
La realidad social del cannabis es la que es, por mucho que el Tribunal Supremo de este país haya vuelto a hacer un ridículo estrepitoso con su reciente sentencia condenatoria hacia los responsables del club EBERS hace apenas unas semanas. Necesitamos políticas y medidas realistas, y salir de este estado de negación de una realidad que sólo los que viven al margen de ella son capaces de seguir sosteniendo.
No estamos solos: Holanda, Bélgica, Alemania, Austria, Eslovenia, Francia… en todos los países de nuestro entorno los consumidores y productores se están organizando para reclamar el fin de la persecución contra los usuarios de cáñamo; y en lo que respecta al cáñamo industrial, cuanto antes se produzca el fin de la persecución antes podremos centrarnos en la mejora de las técnicas de cultivo y transformación de los más variados productos que nuestra planta amiga nos puede ofrecer.
Ramón Servia
Ingeniero técnico agrícola de profesión, desde el año 2012 ha llevado a cabo diferentes experiencias relacionadas con el cáñamo industrial, buscando ahondar en el conocimiento de los diferentes aspectos del cultivo y las variedades certificadas disponibles. Ha actuado como perito judicial en varios casos relacionados con el cannabis y es colaborador habitual en publicaciones especializadas en el sector.