Cáñamo autofloreciente
Las variedades de cáñamo autofloreciente o automáticas son aquellas que no dependen del fotoperiodo (las horas de luz del día) para comenzar su fase de floración.
Esta característica es altamente deseable para poder realizar cultivos fuera de temporada y de bajo porte que facilitan su camuflaje. Si además añadimos que el ciclo de desarrollo completo de este tipo de plantas es mucho más corto que las variedades clásicas tenemos la receta para el éxito comercial que estas variedades de cáñamo autofloreciente están teniendo en los últimos años en todos los catálogos de los bancos de semillas.
Las bases genéticas de las variedades autoflorecientes provienen del cannabis ruderalis, un tipo de cannabis originario de Siberia y Rusia y bastante menos extendido que las variedades sativas o índicas.
El término ruderalis proviene de la palabra latina “rudera” o “rudus”, que significa escombro o conglomerado. Una especie ruderal es aquella que coloniza en primer lugar un terreno que ha sido alterado o degradado y prevalece sobre la competencia. Por este motivo al cannabis ruderalis también se le conoce como “cáñamo de escombrera”.
El cannabis ruderalis fue identificado como tal por primera vez en el año 1942 por el científico y botánico ruso Janichewski en el sur de Siberia cuando éste se encontraba estudiando las poblaciones silvestres de cannabis en los márgenes del río Volga. Janichewski determinó que las características propias de estas poblaciones no encajaban con las de los tipos sativa o índica, por lo que se creó el tercer tipo de cannabis. Los ejemplares de estas variedades de cáñamo autofloreciente raras veces superan los 1,5 metros de altura y llegan a completar su ciclo en menos de tres meses. Otra característica interesante es que llegan a contener porcentajes relativamente elevados de CBD (cannabidiol).
Tradicionalmente las variedades de cáñamo pertenecen a la categoría sativa, puesto que para la producción de fibra se seleccionan las cepas que presentan una gran altura y elevada distancia internodal y por lo tanto son idóneas para la producción de fibras largas y su posterior aprovechamiento en usos textiles. Por ello puede resultar sorprendente el hecho de que existan variedades de cáñamo industrial certificadas para su cultivo en la Unión Europea que posean las características propias de las autoflorecientes.
La variedad del listado de variedades autorizadas que mejor se ajusta a la definición de “cáñamo autofloreciente” es la llamada Finola, proveniente de Finlandia y específica para la producción de semilla. Esta variedad fue desarrollada y estabilizada por el Doctor J. C. Callaway a partir de especímenes de cannabis ruderalis preservadas en el Instituto Vavilov de Rusia. Este centro posee la mayor colección genética de cannabis para uso agrícola del continente europeo. Finola es la variedad de cáñamo industrial certificado con mayor rendimiento en producción de semilla y una de las pocas aptas para su cultivo en las zonas más frías de Europa (Escandinavia) y del norte de Canadá. Se trata de una variedad dioica, con ejemplares masculinos y femeninos claramente diferenciados.
Aunque el empleo de Finola para uso agroindustrial fue autorizado en el listado original de variedades certificadas en la EU en el año 2006 esta autorización fue revocada debido a que en los resultados de varios muestreos de este cultivo el porcentaje de THC superaba el límite de 0,2%, siendo readmitida de nuevo en el listado en el año 2013.
Como por desgracia suele ser habitual los resultados causantes de la anulación de la autorización para su cultivo (y consiguiente derecho a la recepción de subsidios para el agricultor) fueron debidos a la incompetencia y falta de conocimientos de los funcionarios encargados de la toma de muestras y la valoración de los resultados de las analíticas realizadas a los mismos. Siendo con diferencia la variedad incluida en el listado con un desarrollo más rápido el hecho de que la toma de muestras fuese realizada al mismo tiempo que el resto de variedades propició que los cultivos sometidos a los muestreos se encontrasen ya sobrepasando el punto óptimo de cosecha, estando por tanto las plantas sometidas a cierto estrés por las condiciones adversas y por tanto aumentando ligeramente su contenido en THC (el resultado más desfavorable llegaba a 0,6% de THC, por lo que seguía estando muy lejos de llegar a presentar psicoactividad alguna).
Gracias al tesón y la insistencia del Dr. Callaway en clarificar los errores en la toma de muestras y su labor educativa de cara a los funcionarios y los cargos políticos encargados de la toma de decisiones, Finola fue finalmente readmitida en el listado oficial en el año 2013. La falta de conocimientos sobre la planta que tienen los cargos encargados de decidir sobre las autorizaciones de este tipo es siempre un obstáculo enorme, máxime cuando en algunos casos no se llega ni a escuchar a los científicos expertos en la materia como hemos visto en el caso expuesto en el número anterior de esta publicación.
Finola es una variedad específicamente desarrollada para la producción de semillas y de aceite de semilla. Su escasa altura hace que la fibra sea difícilmente aprovechable, pero esta misma característica hace que la cosecha para grano se pueda realizar con equipamientos estándar para todo tipo de cultivos como por ejemplo cosechadoras de cereal.
Los datos nutricionales para la semilla de esta variedad son los siguientes:
Contenido en aceite (%) 35,5
Proteína 24,8
Hidratos de carbono 27,6
Humedad 6,5
Cenizas 5,6
Contenido calórico (KJ/100g) 2200
Fibra total (%) 27,6
Fibra digerible 5,4
Fibra no digerible 22,2
Con casi un 90% de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), el aceite de semilla de cáñamo rivaliza con el aceite de semilla de lino como agente secante en pinturas, barnices y otras imprimaciones técnicas, siendo el aceite de linaza mucho más empleado para estos fines desde la prohibición del cultivo de cannabis en los EE.UU. en los años 30 del siglo pasado. De la misma forma, esta prohibición afectó al desarrollo de la industrialización de la semilla de cáñamo como alimento tanto para animales como para alimentación humana.
Pese a que durante la segunda guerra mundial el cultivo de cáñamo volvió a los EE.UU. durante un corto período de tiempo, al final del conflicto fue nuevamente prohibido y desplazado por otras fibras textiles como el cáñamo de Manila (musa textiles) y a finales de los años 50 las fibras derivadas del petróleo dominaban ya ampliamente el mercado norteamericano y se extendía también en todos los países occidentales.
Por diferentes razones el empleo de la semilla de cáñamo para la producción alimentaria fue reconsiderado en Canadá y la Unión Europea en las últimas dos décadas, por lo que ha vuelto a estar disponible en los mercados alimentarios de estos países. En Asia, India, Rusia y algunos países del este de Europa la semilla de cáñamo ha permanecido como un ingrediente alimentario en la gastronomía tradicional, siendo éste un indicativo del gran valor nutricional.
Según las indicaciones del propio Dr. Callaway, el cultivo de esta variedad no es viable por debajo de los 40ºN y otras experiencias de su cultivo en España habían sido negativas, pese a todo esto valía la pena el intentarlo en el norte de la península. Como se puede apreciar en las fotografías la morfología de la planta es claramente distinta del resto de variedades, además el hecho de ser dioica permitió retirar los ejemplares masculinos para permitir un mejor desarrollo de las plantas femeninas, aunque se dejaron unos pocos machos para garantizar la polinización.
De este modo los resultados del pequeño bancal de prueba (apenas cuatro metros cuadrados) fueron los siguientes:
Altura media del cultivo 0,7 metros
Producción de inflorescencias secas 553 gramos
Producción de semillas 203 gramos
Producción de material de 1ª para extracciones 311 gramos
Producción de material de 2º categoría 39 gramos
Como ya he resaltado en diversas ocasiones, estos resultados podrían ser fácilmente superados en caso de optimizar las condiciones del cultivo, aunque en este caso particular la influencia de la latitud puede ser determinante para impedir su cultivo en otras regiones más al sur.
Todavía no se conoce el contenido en cannabinoides del material de primera categoría resultante del cultivo experimental, pero a partir del aspecto de la inflorescencias y la cantidad de resina en las mismas es esperable un contenido relevante en cannabinoides e incluso el sobrepasar el límite de 0,2% de THC, dado que la diferencia en las horas de insolación y la competencia con las especies adventicias habrían producido cierto estrés que es esperable que se traduzca en un mayor contenido en cannabinoides.
En siguientes artículos iremos conociendo las diferentes variedades que se han cultivado esta temporada y así tratar de conocer cuáles de ellas son las idóneas para cada tipo de producción.
Ramón Servia
Ingeniero técnico agrícola de profesión, desde el año 2012 ha llevado a cabo diferentes experiencias relacionadas con el cáñamo industrial, buscando ahondar en el conocimiento de los diferentes aspectos del cultivo y las variedades certificadas disponibles. Ha actuado como perito judicial en varios casos relacionados con el cannabis y es colaborador habitual en publicaciones especializadas en el sector.