Después de haber expuesto en la entrega anterior las propiedades objetivas del Tramadol, entre ellas la indicación estándar y recomendada por la medicina oficial como analgésico, pasamos ahora a tratar sus otras características, es decir, su consumo para otros propósitos, entre ellos el recreacional.
Antes de entrar en materia, abundando en las propiedades analgésicas del Tramadol, debemos señalar que es altamente eficaz para esta indicación. De hecho, el primer ensayo clínico en Estados Unidos, realizado por el doctor Abraham Sunshine, sirvió para comparar su eficacia con la de un fármaco a base de paracetamol y dextropropoxifeno (un opioide) en pacientes con dolor severo de origen postoperatorio, o debido a fracturas. Su validez como analgésico no ofrece lugar a dudas, hasta el punto de que puede utilizarse en casos de dolor generado por cáncer. En estas situaciones es probable que su acción beneficiosa sobre el humor aumente su eficacia, ya que éste es un factor muy importante en pacientes con enfermedades graves. Es bien sabido que un estado de ánimo positivo contribuye a sobrellevar cualquier enfermedad y a seguir la terapia establecida; incluso es posible que influya en el éxito del tratamiento a largo plazo. En este sentido, un estudio realizado por Arbaiza y Vidal confirmó su utilidad para el dolor neuropático en casos de cáncer, a la vez que mejoró la calidad de vida de los pacientes.
El Tramadol también se utiliza en veterinaria para tratar el dolor postoperatorio, el dolor crónico y el originado por lesiones, sobre todo en perros y gatos. Sus propiedades permiten que el animal se muestre menos inquieto y que soporte mejor el proceso de recuperación. Resumiendo, hay numerosas investigaciones que han estudiado la acción analgésica del Tramadol para diversas aplicaciones y que han confirmado su valía.
Posible uso como antidepresivo
Dijimos en la entrega anterior que el Tramadol inhibe la recaptación de la noradrenalina y de la serotonina. Hay una clase de fármacos que se utilizan para tratar la depresión y cuyo efecto es precisamente la recaptación de estos dos neurotransmisores; son los llamados IRSN, los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina. Dos de los más conocidos son la venlafaxina y la duloxetina. Esta acción puede influir positivamente sobre el estado de ánimo y mejorar la calidad de vida del individuo melancólico.
Este hecho ya podría hacernos pensar que el Tramadol tiene propiedades antidepresivas. Pero aún hay más: a diferencia de los antidepresivos convencionales, que tardan algunos (o bastantes) días en mostrar efectos visibles, la acción del Tramadol es prácticamente inmediata, en cuanto entra en el torrente sanguíneo y ejerce su actividad. Además, es claro y contundente, frente al efecto más bien sutil de los antidepresivos convencionales. El sujeto siente, sin lugar a dudas, cómo se eleva su estado de ánimo, cómo se encuentra más optimista y activo. Es de suponer que la elevación de los niveles de neurotransmisores produce este efecto beneficioso en melancólicos, que notan cómo “sueltan lastre”, seguido de un profundo optimismo. Los individuos “normales” también perciben una marcada euforia, si bien en este caso es menos notable porque no tienen el punto de referencia del estado depresivo para poder comparar.
Este efecto es más controvertido que el analgésico, en primer lugar por la subjetividad que conlleva, y en segundo lugar porque no todas las personas que toman Tramadol lo experimentan, ya que parece depender de la reacción individual al fármaco. No disponemos de estadísticas, pero, por lo que sabemos, aproximadamente una de cada cinco personas no aprecian esta acción.
Varios estudios han puesto de manifiesto las propiedades antidepresivas del Tramadol, algunos de ellos realizados por un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cádiz. No obstante, salvo error u omisión por nuestra parte, todos son con animales y ninguno con humanos.
En cualquier caso, no está aprobado su uso como antidepresivo. Bien sabemos que la psiquiatría nunca ha mirado con buenos ojos los fármacos que producen euforia. La medicina pretende curar o hacer más fácil la vida del paciente crónico, siempre que el medicamento no estimule. En cuanto existe un efecto eufórico aparecen los prejuicios morales y surge la eterna cantinela de que la sustancia tiene potencial de dependencia; el hecho de que el Tramadol tenga cierto componente de opioide empeora aún más las cosas. Otra razón por la que es difícil que se apruebe su uso como antidepresivo es de carácter económico. Para asignar oficialmente una indicación a un medicamento debe haber investigaciones que avalen su eficacia y que valoren la relación entre los beneficios y los posibles riesgos. Ahora bien, actualmente hay muchas compañías con licencia para comercializar Tramadol (existen más de cincuenta nombres de marca distintos), por lo que el mercado está muy disperso y a ninguna empresa le compensaría el hecho de costear una investigación para que después muchas otras se beneficiaran sin haber invertido nada. (No olvidemos que los estudios con psicofármacos los financian las compañías farmacéuticas potencialmente interesadas, sobre todo cuando tienen la patente en exclusiva).
Tramadol para el trastorno de estrés postraumático
Sus efectos positivos como antidepresivo han llevado a que se ensaye para otros problemas mentales, en concreto para el trastorno de estrés postraumático. Hay un estudio en curso que lo está poniendo a prueba, efectuado por el consorcio estadounidense INTRuST, dedicado al estudio de este trastorno, con la colaboración de la sección investigadora del ejército. Los resultados se darán a conocer en unos meses, y es de esperar que sean positivos, con lo que podría haber una nueva indicación para el Tramadol.
Tramadol para la eyaculación precoz
Los fármacos inhibidores de la recaptación de la serotonina, junto a la estabilización del humor que ocasionan, tienden también a insensibilizar al paciente frente a una amplia gama de estímulos. Una de las manifestaciones de esta insensibilización es la eyaculación retardada, y dado que el Tramadol genera un estado de ánimo positivo —y no la rigidez mental de los ISRS convencionales, lo que le hace más propicio para las relaciones sexuales que estos últimos—, se está estudiando su utilidad para tratar la eyaculación precoz. Ciertamente, uno de los efectos que nota el usuario recreacional es dificultad para eyacular, por lo que, con su ayuda, los eyaculadores precoces podrían lograr el óptimo punto medio entre eyacular demasiado pronto y no poder llegar a hacerlo, que es lo que les ocurre a los individuos normales bajos los efectos del Tramadol.
Uso lúdico del tramadol
Tratemos ahora el uso más interesante para nuestros amigos drogófilos, y a este respecto tengo que agradecer la información que me ha proporcionado mi amigo Franzicuro, consumidor habitual de Tramadol.
El uso recreacional de Tramadol está motivado por la euforia que la mayoría de los sujetos sienten cuando lo toman. Esta euforia, caracterizada por ausencia de dolor corporal, indiferencia ante los problemas personales, optimismo y una ligera estimulación, es lo que induce a algunos a administrarse dosis superiores a las terapéuticas. Hay quien lo compara con el MDMA, pero con efectos menos marcados. En cuanto a sus propiedades analgésicas, es evidente que no tienen relación directa con su uso recreacional, pero debemos tener en cuenta que el hecho de hacer desaparecer cualquier dolor que el sujeto padezca va a ser positivo para la experiencia lúdica.
Con este uso del Tramadol, el consumo es ocasional, normalmente con una frecuencia no superior a una vez por semana, y con dosis medias-altas (150-400 miligramos). Dado que no lo toman frecuentemente, estos usuarios prácticamente no desarrollan tolerancia, y cada vez que se administran el fármaco pueden hacerlo con la misma dosis. Normalmente entre 45 minutos y una hora y media después de la ingestión, el fármaco ha ejercido su actividad sobre el organismo y el sujeto consigue el citado estado de euforia que se suele prolongar unas cinco o seis horas. Estaríamos ante un tipo de consumidor que podríamos llamar “de fin de semana”, tal como haría con el alcohol o cualquier otra droga. Bajo sus efectos, el usuario puede ir de fiesta, acudir a una reunión de amigos, pasear, hacer deporte; todo con una sensación de alegría y un optimismo poco comunes. A la vez que nota estos efectos, para un observador externo puede aparecer totalmente normal, como si no hubiera tomado nada.
En Internet hay bastantes relatos de experiencias recreacionales bajo los efectos del Tramadol, por ejemplo en el portal Erowid.org, en la dirección http://www.erowid.org/experiences/subs/exp_Pharms_Tramadol.shtml.
No obstante, como ya hemos mencionado, hay personas en las que el Tramadol sólo ejerce su efecto analgésico convencional, posiblemente por algún tipo de sensibilidad o porque el “subidón serotoninérgico” no les hace el efecto esperado.
Esta pauta de consumo es la primera que suelen tener los psiconautas, los farmacófilos experimentadores. Si las experiencias siguen siendo positivas, mantienen la forma de uso o se pasan a otra más frecuente. Mi amigo Franzicuro comenzó así su relación con el Tramadol, si bien con dosis más ligeras, de 100-150 miligramos por toma, ya que suele ser bastante prudente. Como el hombre suele ser de ánimo más bien melancólico, pronto se dio cuenta de que bajo los efectos de esta sustancia podía rendir mucho más en sus actividades cotidianas, así que se pasó a la pauta de consumo que vamos a tratar a continuación.
Consumo con propósitos funcionales
Hay otras personas que hacen un uso del Tramadol a caballo entre antidepresivo y recreacional, que en realidad se convierte en una pauta de consumo independiente y de características bien definidas, que podríamos llamar funcional, como una especie de sustancia ergogénica intelectual o una droga inteligente. Lo toman a diario —o casi a diario— para sobrellevar el estrés y las exigencias de la vida cotidiana, y de paso aprovechan la analgesia para esquivar cualquier dolor crónico que les afecte, como cefaleas, dolores musculares por contracturas, etc.
Suelen acompañarlo de un estimulante ligero como el café, que combina muy bien con esta sustancia, ya que sus propiedades hacen sinergia con el efecto noradrenérgico del Tramadol sin llegar a la excitación, siempre que la dosis de café no sea excesiva. Además, el mayor estado de alerta que genera la cafeína compensa la posible modorra que puede producir el Tramadol por sus características opioides.
(Continuará)
Referencias:
– Arbaiza, D., Vidal, O., “Tramadol en el tratamiento del dolor oncológico neuropático: un estudio doble ciego, controlado con placebo”, Clinical drug investigation, 2007.
– Hopwood, Sarah E. y otros, “Effects of chronic tramadol on pre- and post-synaptic measures of monoamine function”, J Psychopharmacol. 2001 Sep;15(3):147-53.
– Rojas-Corrales, M. O. y otros, “Antidepressant-Like Effect of tramadol and its Enantiomers in Reserpinized Mice: Comparativestudy with Desipramine, Fluvoxamine, Venlafaxine and Opiates”, J Psychopharmacol. 2004 Sep;18(3):404-11.
– Rojas-Corrales, M. O. y otros, “Tramadol induces antidepressant-type effects in mice”, Life Sci. 1998;63(12):PL175-80.
– Safarinejad M.R., Hosseini S.Y., “Safety and efficacy of tramadol in the treatment of premature ejaculation: a double-blind, placebo-controlled, fixed-dose, randomized study”. J Clin Psychopharmacol. 2006 Feb 17;26(1):27-31.
– Salem, E. A. y otros, “Tramadol HCL has promise in on-demand use to treat premature ejaculation”. J Sex Med. 2008 Jan 04;5(1):188-93
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Acerca del autor
Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.