La liga da su brazo a torcer en uno de sus grandes tabús y, a la vez, en una de las grandes reivindicaciones del sindicato de sus atletas profesionales

La NFL ha dado su brazo a torcer en un asunto de enorme sensibilidad para ellos, como organización, así como para los atletas y la sociedad de Estados Unidos en general. Se trata del cannabis, la droga con el consumo más extendido entre la población norteamericana. Droga ilegal me refiero, claro. En un comunicado oficial, las oficinas del comisionado Roger Goodell han explicado que unirán sus esfuerzos con el sindicato de jugadores para financiar un estudio acerca de la conveniencia, o no, del uso de cannabis como medicina paliativa de dolores para los jugadores.

La liga de football profesional lleva mucho años instalada en la posición granítica de que la marihuana es adictiva, mala para la salud e ilegal y, por lo tanto, persigue su consumo y no lo tolera entre sus atletas. En eso no es diferente del resto de competiciones deportivas del planeta, al menos de las más populares y extendidas.

Esto es verdad a medias. O sólo de cara a la galería, para ser precisos. Los controles que se hacen a los jugadores son escasos, aleatorios, con muy poca presencia a lo largo de la temporada y con la obligatoriedad de tener que pillar a los que den positivo en los mismos en varias ocasiones para imponer alguna sanción. Esto ha llevado a que más del cincuenta por ciento de los atletas, según estimaciones de organizaciones afines como “Athletes for care”, compuesta por jugadores retirados, consuman cannabis de forma regular tras los partidos y también tras los entrenamientos.

Lo que hace la NFL es montar un paripé en forma de controles para pillar a tres o cuatro incautos que son incapaces de controlarse mínimamente y mirar para otro lado como norma general ante lo que sin duda sabe que ocurre.

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¿Qué ha sucedido, entonces, para este cambio de postura? Dos cosas: el próximo convenio colectivo y el problema con las conmociones cerebrales.

Tratando de contentar a los jugadores

El año 2021 está marcado en rojo en la agenda de la NFL, del sindicato de jugadores y de todos los seguidores de la competición. Es cuando se tiene que negociar el nuevo convenio colectivo y, si hacemos caso de como han sido las relaciones entre la patronal y sus empleados desde que se firmó el anterior, en 2011, lo que tenemos delante es una huelga tamaño sideral.

Es muy difícil tener más enfadados a unos empleados que como la liga de football tiene a los suyos. Amén de pegarles el bocado en salarios que les pegaron en 2011, de no asegurar los contratos como el resto de las ligas, de la poca disposición a negociar en ningún asunto y del tono autoritario de los propietarios, el contexto de gran crecimiento de sueldos en la NBA y en la MLB ha convertido al sindicato de la NFL en un polvorín: quieren ir a la guerra.

La liga quiere evitar ese conflicto, pero sabe que lo tiene muy difícil porque la animosidad es elevada y porque tendría que hacer concesiones que, de momento, no están dispuestos a hacer. En román paladino: dinero. Más dinero para los jugadores.

Es por eso que hacen pequeñas maniobras cuyo objetivo final es limar las asperezas de las relaciones, más que otra cosa. En ese contexto se encuadra la financiación de este estudio. Se trata de poco dinero, para los estándares de la NFL, y dan su brazo a torcer en una de las grandes reclamaciones de los jugadores desde hace mucho tiempo.

Porque éstos están convencidos de que el cannabis es beneficioso para ellos, sobre todo si se compara con las pastillas calmantes del dolor. Y dado que jugando al football doler te acaba doliendo todo, quieren un estudio que refrende lo que llevan experimentando en sus cuerpos desde tiempo inmemorial: que la marihuana les ayuda a descansar, dormir, relajarse y soportar mejor los rigores físicos.

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Las conmociones cerebrales

Y, en ese sentido de beneficio físico (aún sin probar), es impepinable hablar de las conmociones cerebrales y cómo el ser consciente de ese enorme riesgo para la salud de los deportistas de la NFL ha cambiado la forma de entender la seguridad en este deporte.

Justo en una semana en la que se ha hablado mucho de cuanto afectan a la vida diaria los golpes en la cabeza, y del daño que se pueden hacer los cerebros de los jugadores, con consecuencias en la parte final de sus vidas, la liga comienza a mostrarse más abierta con respecto al uso de una sustancia que afecta directamente a los neurotransmisores.

Es por todo ello que la NFL ha dado un paso al frente, un paso más allá de lo que ha dado cualquier otra competición, y eso que la de liga de football siempre arrastra (injusta) fama de inamovible, en apoyar una investigación que suponga un antes y un después en una de las grandes hipocresías del deporte actual, que es querer hacer creer que la marihuana no está incrustada hasta el tuétano en su día a día.

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Acerca del autor

Muchos años luchando en la sombra para que el cannabis florezca al sol.